jueves, 8 de marzo de 2007

Carta a una "mariconófoba"

Por NocheTrasDía
Esta carta va dirigida a la abogada malagueña Nuria Van Den Berghe, cuyo nombre de soltera es Nuria Gutiérrez de Madariaga, en respuesta al artículo "El homófobo", que publicó hace unos meses en el periódico digital El Pueblo de Ceuta. Para más señas, la susodicha es esposa de René Alphonse Van Den Berghe, más conocido como Erik el Belga, "el ladrón de arte más famoso de este siglo". En su artículo, la señora Gutiérrez de Madariaga emplea su "clarificadora" mente en reflexionar concienzudamente sobre los usos de la palabra "homofóbia" y se atreve a acuñar un nuevo término, la "mariconeríafobia".
Señora de Van Den Berghe:

Por lo general, Internet no está sujeta a regulaciones y carece de reglas de ética o de un código de responsabilidad profesional que, evidentemente, usted tampoco practica. El resultado es que los usuarios de la red se convierten fácilmente en víctimas de una información que proviene de una fuente poco confiable.

Sus artículos publicados en El Pueblo de Ceuta suponen un claro ejemplo de información en Internet poco rigurosa, sectaria, nada imparcial, de dudosa calidad, especiosa, engañosa, en ocasiones completamente falsa y destinada únicamente a atacar y denigrar a otros individuos.

Por partes. Seguro que una defensora de la pureza del lenguaje, como lo es usted, sabrá que el Diccionario de uso del español de María Moliner, reconocido como uno de los más logrados, dedica una entrada al termino homofóbia que define como aversión hacia los homosexuales. Señora, mejor será que se deje de “marifóbias” que sólo afectan a usted misma y a los que son como usted.
Por otro lado, sorprende que se declare católica que sigue al dedillo la doctrina de su religión y a su misma vez se dedique a hacer apología de la violencia desde sus artículos. Usted justifica que el propietario de un establecimiento público amenace a dos homosexuales con un palo y además, en un alarde de originalidad por su parte, aboga por darles un “silletazo”. De modo que los nuevos católicos, en lugar de poner la otra mejilla, ahora resulta que se defienden atacando y esta vez a base de “silletazos” y palos. Y todo esto como respuesta a un acto que, en resumidas cuentas, viene a ser una demostración de amor. Sí, ese amor que su religión propugna. Efectivamente, que su Dios la perdone.

Dice usted que le produce tal repugnancia ver a dos tíos morreandose, que dicha situación le revolvería el estómago hasta el punto de hacerle vomitar. No sabe cuanto lamento que vomite su “zurrapilla de lomo” y para colmo tenga que pagarla. Yo también he vomitado en muchas ocasiones mi cocido cuando, en la sobremesa, se me ocurre encender el televisor para comprobar con desazón que las “exhibiciones de sexualidad” que a usted tanto le repugnan cuando se dan entre personas adultas, de forma libre y voluntaria, también tienen lugar en la intimidad de la sacristía (intimidad al fin y al cabo, como a usted gusta), pero esta vez con menores de por medio. Volvemos de nuevo a lo mismo, dichosos católicos siempre tan pudorosos. Seguro que ya está lista en su boca otra lección de moralina.

2 comentarios:

manyabrocoli dijo...

Solo se me ocurre decir ,que religión = mierda !!!!

Anónimo dijo...

Quizá convenga recordar a los anti-religión que una cosa es un hombre con una sotana, oculto así porque en el pasado había una presión que no hay ahora contra los homosexuales, y otra bien distinta un sacerdote (que jamás haría eso a un niño).

Muchos de los abusadores no eran sacerdotes y los que aparentemente lo eran, en realidad, eran homosexuales que entraron en el seminario para disimular, en los "malos tiempos" esa condición.

 
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