sábado, 12 de mayo de 2007

Collage dadá


Dadá?
Encontramos diversas versiones del nacimiento del término Dadá:

1. Gala, Paul Éluard, Tristan Tzara y Max Ernst están en la cama.

Gala coje un diccionario y lo abre por una página al azar. La primera palabra que lee es Dadá.

2. El término Dadá lo crea Lenin. Esta tesis es defendida por el catedrático de la sorbona Dominique Noguez. "Tzará oscilaba lascívamente como una bailarina oriental mientras un bocazas cuya gorra, bigotes y barba disimulaban sus rasgos mongoloides, encendido por el alcohol y la excitación, marcaba el ritmo con las manos". El público escandalizado por el meneo del danzarín en oleaje bramó: "¡No!¡no!...¡No no!". Lenin no sólo rió estrepitosamente sino que "aprobó con su vozarrón los tambaleos de la bayadera. ¡Da!, ¡da!... Dadá! gritaba el inventor del Gulag. Es decir ¡Sí!, ¡sí!... ¡Sisí!"

Anécdota

Los jóvenes artístas de los años de la posguerra francesa en un primer momento acogen con entusiasmo el movimiento dadaísta encabezado por Tristán Tzara. Pero pronto empieza a vislumbrarse los primeros síntomas de descontento con el movimiento. En 1921 tiene lugar el famoso juicio contra Maurice Barrès acusándolo de hacer una poesía que es un crimen para la seguridad del espíritu.

Breton, presidente del tribunal llama de testigo a Tristán Tzara:
Breton: Señor Tristan Tzara, ¿qué dice usted de Maurice Barrès, a quien juzgamos por ser católico, de derechas y todo eso...

Tristán: Ni idea. Me la trae completamente floja.

Breton: ¿Cómo que se la trae floja? ¡Este Barrès es un hijoputa!

Tristán: pequeños o grandes hijoputas, todos somos unos hijoputas.

[Anécdota extraída de la entrevista a Fernando Arrabal en 2004 por Póllux Hermúñez para Pliegos de Yuste]


Cómo hacer un poema Dadaísta por Tristán Tzara


Coja un periódico coja unas tijeras. Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta darle a su poema. Recorte el artículo. Recorte enseguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y métalas en una bolsa Agítela suavemente. Ahora saque cada recorte uno tras otro. Copie concienzudamente en el orden en que hayan salido de la bolsa. El poema se parecerá a usted. Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante aunque incomprendido del vulgo.


Mi poema dadaista

Y rezando, una que se había pasó. Señora, de corrida la como !. Guapa, elegante verde.

[A partir del primer fragmento de la notícia " La mujer de verde" del periódico El País de hoy.]

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